viernes, 26 de mayo de 2017

Camino de Santiago Corriendo

Etapa 5: El Burgo Ranero - León (37 km)

Amanece el último día de mi aventura. Me da mucha pena que se acabe. Siento mucha envidia al ver a peregrinos que siguen su camino hasta Santiago de Compostela mientras el mio se dirige hacia la estación de tren. Ya es la tercera vez que me veo en esta tesitura. Si mis sensaciones son increíbles completando solo 5 días, no me quiero imaginar las que se producen si haces el Camino entero.

Hay que resignarse en hacerlo por fasciculados, seamos realistas, para muchas personas es imposible conseguir tantos días libres en sus trabajos y yo soy uno de ellos. Ayer, cuando le contaba mis penas a un compañero de viaje, me decía: - Es lo bueno de estar jubilado, yo no tengo ese problema -. ¡Espero conseguirlo antes!

Sobre esta etapa hay poco que contar. La mañana empezaba a contrarreloj. El tren de vuelta a mi casa salía a las 13:10 desde León y tenía 37 kilómetros por delante. Decidí madrugar más que otros días por miedo a que no me diera tiempo pero Morfeo no estaba por la labor de librarse de mi tan fácilmente.

la "soledad" del peregrino

Desayuné en el Restaurante "Piedras Blancas". ¡Mi último desayuno del Camino! Eran las 7 de la mañana y las mismas camareras que me habían dado las buenas noches el día anterior, ya estaban ahí. Lo suyo si tiene merito. Menos mal que los albergues tienen toque de queda y nos hacen irnos pronto a dormir sino, no se cuando descansarían los hosteleros.

Al igual que el día anterior, el recorrido discurre por un caminito paralelo a la carretera nacional. Tener cuidado con vuestras reservas de agua. El próximo pueblo, Reliegos, está a 13 kilómetros y antes no tienes fuentes. El primer gran pueblo es Mansilla de las Mulas donde podrás hacer una parada para comprar todo lo que desees. En mi caso, voy mal de tiempo y sigo mi camino.

En Puente de Villariente, al ver que voy ganando la carrera al tiempo, decido parar a comprar fruta y un refresco. No obstante, sigo sin descansar. Prefiero llegar lo antes posible a León y ahí relajarme. Para mas inri, la parte final tiene un poco más de dificultad con alguna cuesta un poco "puñetera".

Reliegos y su enigmáticos carteles

Al final, consigo llegar a mi destino a las 11:30. El esfuerzo ha merecido la pena. Con la calma que me da la hora, consigo tranquilizarme y acudo al albergue más próximo para ver si me dejan ducharme. El más cercano es el del Monasterio de las Benedictinas. Hay mucha gente esperando entrar pero consigo hablar con un voluntario y muy amablemente me indica una ducha para que pueda hacer uso de ella. Bien aseado ya puedo afrontar la vuelta más a gusto.

La sorpresa me la llevo al ver a Miriam y su madre. Habían cogido un autobús desde Sahagún, poniendo también punto y final a su aventura. Me cuenta que había quedado con los músicos de Requena para pasar la tarde juntos. ¡La envidia vuelve a hacer acto de presencia y ahora más fuerte!

Puente de Villariente

Antes de ir hacia la estación aún me daba tiempo a tomar un vermuth en un local que me había recomendado mi hermana. Bar "El Rebote" y su riquísima croqueta de pizza pero parece que este viaje estoy negado con las sugerencias gastronómicas. Estaba cerrado, como ya me pasó en Castrojeriz, me voy con "mi antojo en un pozo".

Al salir a la calle principal, la cantidad de gente que había me produjo un agobio considerable. Había pasado de estar durante 5 días con la calma por bandera y ahora me veía envuelto en una algarabía constante. Es una sensación que ataca a todo peregrino una vez acaba su Camino.

Que se le va a hacer, todo tiene su final. El mio ha llegado pero espero que se reanude lo antes posible. Ha sido un placer conocer lugares nuevos y personas de las que me llevo un grato recuerdo. Espero que os haya gustado. ¡BUEN CAMINO Y NOS VEMOS PRONTO!

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