sábado, 20 de abril de 2024

XVII MARATÓN DE ZARAGOZA

Sigue avanzando la temporada a paso firme. Los kilómetros se van acumulando en las ya maltrechas piernas. No obstante, no hay tiempo para claudicar, toca correr en casa, toca disfrutar del "XVII Maratón de Zaragoza".

Al principio de la temporada, allá por noviembre, con mi entrenador fijamos la competición en la capital aragonesa como la fecha perfecta para cumplir objetivos. El punto final a una planificación intensa donde se viera reflejado todo el esfuerzo realizado. Por el camino, añadimos el Maratón de Castellón, únicamente como aliciente para saber si íbamos por el buen camino. Al final, todo salió mejor de lo esperado y cumplimos objetivos antes de tiempo.

Con esta premisa, afrontamos la parte final de la preparación para Zaragoza. Siguieron saliendo lo entrenos dentro de lo esperado pero la motivación había decaído. Era como si mi mente, al conseguir mejor marca personal en Castellón, se hubiera desconectado. Cuesta mantenerte concentrado tanto tiempo, por lo menos yo, rey del despiste. Con esto no quiero poner escusas, mi entrega siempre va a ser total.

Amanece el día perfecto. El cierzo nos da una tregua. Con eso ya somos felices a orillas del Ebro. Arrancamos y enseguida se limpia la carrera. Los grandes favoritos se distancian. El resto de mortales vamos formando una gran serpiente multicolor, cada uno buscando su ritmo. En mi caso, 3:40, incluso, si mi cuerpo me concediera permiso, ajustar a 3:38.

Con toda una Campeona de España. Foto del Maratón

Al primer paso por el puente de Hierro (2km) me junto con Lidia Campo, actual campeona de España de 10km en ruta. Hacía de liebre de la keniana Rita Jeptoo. Me dijo que si me juntaba con ellas, me llevaría hasta el kilómetro 15. Acepté como buen comensal. Espero que no se me atraganté la invitación. Además, como perro viejo que soy, sabía que al juntarme con la primera clasificada, iba a acaparar protagonismo en la retransmisión en directo por Aragón TV. ¡Oye, no todos los días uno puede compartir plano con dos campeonas!¡Que me quiten lo bailado!

Al principio el ritmo marcado era fuerte pero me mantuve pegado. Luego bajó. Lidia constantemente estaba mirando hacia atrás y dando palabras de animo a Rita, que iba haciendo la goma. Yo, tan pronto iba con el gancho o me ponía en cabeza. Le pregunté. Me dijo que su plan era ritmo de 3:32 con una proyección de 2:30 en meta. ¡Me asusté! -¡ A donde voy yo!-. Por suerte, enseguida añadió que se veía obligada a bajar el ritmo. No debía ser el día de Rita. -¡Suspiré aliviado!-.

Cerca ya de esos 15 kilómetros mencionados donde se iba a retirar la liebre, observé que mi ritmo global estaba en 3:41. Se me estaban escapando los parciales así que decidí saltar del barco y navegar en solitario. Cambiaba la película por completo. Ahora era único protagonista. Empiezo a ajustar ritmos y al paso por las Murallas aparecen, incombustibles como siempre, mi familia. Una ayuda extra para empezar con la remontada.

La familia siempre te saca una sonrisa...

A partir de aquí, una pelea a tres bandas, conmigo mismo, piernas y cerebro. Nadie más en el horizonte. Las sensaciones van siendo buenas con el paso de los kilómetros pero no todo lo deseables para conseguir objetivos. Me voy poniendo pequeños retos. El siguiente, llegar a la calle Echegaray y Caballero donde van a estar ubicados otra vez mi familia. Antes de ahí, me encontré a mi cuñado y a lo largo de todo el recorrido, multitud de gente conocida. A mi jefe y niños del Club de Atletismo San José, a compañeros de carreras y amigos que hacen todo mucho más fácil. Es una baza a favor el correr en casa.

Se acercaba el momento temido por todos los atletas. La subida del Paseo Cuellar (33km). A estas alturas, no iba a hacer marca personal y si tenía alguna duda, con las primeras rampas, quedó totalmente confirmado. El ritmo se desplomó. Cambio  de chip. Intentar acabar lo mejor posible en la clasificación. Al paso por el Parque Grande, pude observar los atletas que me precedían. Me puse manos a la obra. Sabía que solo había que llegar el kilómetro 37 y luego pies en polvorosa hasta meta.

Llegando al centro enlacé con José Pablo Salazar. Ya solo quedaban 2 kilómetros. A disfrutar de la algarabía y del ambiente festivo de las calles. Sonrisa en mano, afronté la calle Don Jaime. Nuestro baño de masas particular. Se te ponen los pelos de punta cuando pasas por sus extintos adoquines. Me quedé cerca de Damien Urcun pero ya me fue imposible contactar con él. Al final crucé la meta en octava posición y vislumbrando el fallido cronómetro de 02:37:13. Un sensación triste que enseguida se desvaneció gracias al gran Mariano Navascués que con micro en mano me recibió por todo lo alto.

De crack a crack...

Como he dicho, son sensaciones contradictorias. Sabía que ya llegaba un poco pasado de forma y motivación pero siempre tienes la esperanza de mejorar tiempos. No lo conseguí. Esta vez no pudo ser. Por esa parte no estoy satisfecho pero por otro lado, no deja de ser especial correr en casa y sentirme importante. Todos sabemos y somos conscientes que el nivel es más bajo que en otras maratones pero Zaragoza siempre tiene algo especial. Zaragoza siempre en mi equipo.

¡GRACIAS PRIMO, VA POR TI!

Tiempo: 02:37:13
Clasificación: 8
Participantes: 1600

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